Cosas Varyadas

En esta entrada hablaré de un maldito pollo. Y no me refiero a ese apelativo que se les da a las personas que les choca rápidamente el alcohol. Por más que el alumno 2 no sea el bebedor más experimentado, su apodo no nació por ese lado. Por mediados de 4to de primaria, él realizó un sonido con su boca que es muy parecido al que emiten los pollos y desde ese momento todos lo llamábamos "El Pollo". Este chico también es del grupo que estuvieron en el colegio desde el primer grado de primaria y que compartió conmigo toda la etapa escolar. Inclusive, yo estudié con él desde inicial (kinder). ¿Se imaginan ver a una persona por más de 12 años todos los días y que éste no sea de tu familia? Pues no es algo del otro mundo. A muchos de ustedes le habrá pasado. Sin contar, claro, los tres meses de vacaciones cada año y esas semanas que alguno de los dos faltaba por estar enfermo, todos los días de esos doce años, se pueden contar entre una a dos historias por jornada. No contaré

Imagen: Google Imágenes Es fácil recordar lo que te hacia feliz de esa persona. Su aroma, su manera de caminar, su look cuando recién se despierta o lo bonito de su enfurecimiento son lo que más se tiene presente de lo bueno. Lo sé, puede sonar como un cliché. Pero no me van a decir que no les ha pasado. Bueno, hay cosas que son negativas y que nos desagradan, pero que de una u otra manera hacen que esa persona sea especialmente diferente. Eso sí es cierto, pero no creo que la lista que les iba a escribir les hubiera identificado. Cada uno odia algo que luego nota que si no fuera por eso, esa persona nunca sería la que ustedes adoran. Eso ya es muy subjetivo. Sin embargo, ¿qué pasa cuando se termina con aquella persona? Los recuerdos no son los mismos. Todo cambia. Su perfume cuando salía contigo se vuelve repulsivo. Le encuentras los defectos a su manera de andar. Todo lo que en algún momento te gustaba empieza a ser lo más odiado en tu lista Evernote. Lo que la/lo hacía