La política en la vida privada de la persona...

En América Latina estamos en un constante periodo electoral, ya que la duración de los mandatos en cada país no son exactamente los mismos y menos empiezan o terminan al mismo tiempo de uno con otro. Esto significa que siempre podemos observar una etapa de muestra de la parte privada de los candidatos que postulan a cargos públicos. Sin embargo, la historia política de la región se define por propuestas muy poco preparadas y que se defienden de imágenes caudillistas que no sólo se sustenta con pocos fundamentos, sino que muestran una inevitable inestabilidad si esta imagen desaparece. En adición, hay una frase de Sandino Núñez que al citar explícitamente nos enseña la diferencia entre una lógica electoral, cual es la que se vive en la actualidad por pertenecer a una región que pasa por una perseverante época electoral, y la política:
“El candidato es una figura que le pertenece a la lógica electoral y no a la política, construido y sostenido por esa ansiedad imaginaria, por circulación asordinada de afectos, de rumores de creencias y de sospechas, nos devuelve la fragilidad de su propia imagen bajo la forma de una angustia”
Esto demuestra que el candidato es la exhibición bajo el reflector que presenta toda exposición (detalle por detalle). Es decir, que el político deja de separar la moral del estado, por lo que se destapa lo netamente privado de su vida con la ideología política, sabiendo que el elector va a confundir algunos aspectos del mundo privado del líder carismático, a sabiendas que de esta manera se podría evitar el atentado a la universalidad pública del contrato. Que logra también eliminar la figura del ciudadano por la de un simple votante.
Esto no es un fenómeno reciente, sino que se viene pegando ya muchos años atrás, desde que los totalitarismos van desapareciendo y los políticos buscan nuevas formas de lograr que su imagen se impregne en la memoria de los votantes. Esto ha logrado que tan solo hayamos logrado desarrollar nuevas formas de ejecutar exámenes cuidadosos de la vida privada del candidato, en vez de producir críticas políticas sobre el postulante. Los segundos forzaban a que el político remitía a un cuerpo filosófico ideológico doctrinario o incluso a un estilo, y por eso adheríamos porque juzgábamos, criticábamos e interpretábamos. No estábamos enamorados del político, sino interesado en lo que él representaba, tal y como se hace en esos exámenes escrupulosos de lo privado. Además, estos personajes tan solo logran formar la ironía de una imagen pública basándose en lo privacidad de sus conductas. El político ya no es un envío a la doctrina o a la ideología ya no es político filosofía, expertos en ciencias sociales o en ámbitos diplomáticos, sino una figura privada y opaca cuya transparencia hay que forzar y mostrar a toda persona capaz de emitir un voto.
Por otro lado, existe una consecuencia clave de esta falta de crítica e ilustración de los votantes que tan solo se basan en lo sensacionalismo del que tienen al frente y dicen que quieren ser un representante suyo. Este resultado son las democracias pragmáticas. Estas se suelen confundir y no se tiende a diferenciar con la imagen de la república. Este último no es un montón de gente, sino que es la ley en la que la gente es organizada. Lo privado es el montón de gente, es una dinámica imaginaria al margen de la organización centralizada en los logos y la razón. Si la política es un espacio organizado por la ley, los intercambios privados se despliegan en un territorio regido por reglas. Es decir, lo público es la ley que organiza lo privado y las democracias pragmáticas no realizan este corte. La política no es conciencia lenguaje o crítica, sino un simple arte administrativo, herramienta para solucionar problemas o para superar obstáculos. La política, entonces, en lugar de ser un corte con la economía se convierte en más economía. Y todo ello conlleva a cuando más cerca del candidato, más lejos de la política.

Finalmente, como se escribe desde el inicio de este corto ensayo, todo lo comentado en estos escritos pasa en la región latinoamericana y Perú no es, de ninguna manera, la excepción de lo acontecido. Ejemplos existen varios y se harán mención de algunos de estos, ya que no están llenos de complejidad, por sí solos, y nombrar a tan solo uno de ellos significaría que la extensión de este trabajo se acortara y por tanto también la calificación que esta merecería, no obstante, no quita que todos estos casos tengan un punto de intercepción. En primer lugar, está la imagen del, dos veces presidente de la república, no Dr. Alan Gabriel Ludwig García Pérez en el programa de espectáculos que conduce la conocida Magaly Medina. En este se muestra partes de la intimidad del compañero aprista y que la parte política del ahora candidato, a su querido tercer mandato, no sea relevante y no se critique su escasez de ideales a comparación de lo que se veía en el primer gobierno del señor e inclusive desde que su líder histórico, Víctor Raúl Haya de la Torre, estaba vivo. En segundo lugar, se encuentra el caso de otro ex-presidente. El Dr. Alejandro Celestino Toledo Manrique tuvo una situación muy incómoda, moralmente hablando, cual fue la de no querer reconocer, en su momento, a una hija extramatrimonial y que fue criticado en el programa Magaly TeVe, el cual también conducía la Sra. Medina. No obstante, las críticas no fueron hacia la ideología o pensamiento del fundador del partido Perú Posible, sino, simplemente a un acto de falta de ética social, mas no judicial, además, tiempo después, ella le hace una entrevista desde una de sus casa, hablando simplemente de su vida privada. El último en mención es el actual Presidente de la República del Perú, el ex-militar Ollanta Moisés Humala Tasso. Este también tuvo cabildo en la antigua versión del programa transmitido por Andina Televisión (ATV), en el cual, después de haber tenido una campaña muy alejada de los medios y que tan solo iba a entrevistas de los cortes más serios posibles, apareció en el calor de su hogar con su familia en pleno y con la entrevistadora de espectáculos. Aquí, nuevamente se encontró al fundador del Partido Nacionalista en una imagen privada y con muy poco debate sobre la ideología del entonces candidato a las elecciones presidenciales del 2011. Es de agregar que en este caso, el presidente necesitaba un último empujón de popularidad para ganar las elecciones y que mejor que en el programa más visto a las nueve de la noche de lunes a viernes de la época. Coincidentemente, estos tres personajes de la política peruana tienen como presentadora a la periodista de espectáculos, sin embargo esto no tendría que ser mucha casualidad, por su alta capacidad de atraer masas y mantenerla en un estado de minoría de edad al no permitir que las personas piensen, visualicen o se ilustren por sí mismos más allá de lo privado de los políticos. 
Este es un trabajo que hice para el curso de Temas de Filosofía para el ciclo 2015-1, basado en pensamientos del filosofo y conductor de televisión Sandino Núñez. Así que espero que les haya gustado.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Amor de mis amores

Carlos Cornejo – Periodista: “Vivimos tiempos de mucha confusión”

¿En qué parte está?